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virus oyster ooze space – Psicodependencia

es el año 2011, todo sigue igual, la ordinaria monotonía de mi vida cotidiana se hace fastidiosa de soportar incluso para mis peces, esto es totalmente anormal y aburrido; estoy cansado de estar despierto mientras todos duermen
y eso es un hecho, casi todo el  mundo parece estar adormecido por el calor del televisor…
en que piensan cuando sonríen mirando el monitor?  sus sesos tal vez puedan estar hinchados de pensamientos que hacen un ruido similar al de una cascada de monedas, sueños suplantados y pensamientos con voces televisivas de comerciales, hacen ruido para hacerles pensar en que tienen que estar dormidos

ese cáncer llamado publicidad ya se comió la superficie de la tierra con sus colores chillones y logotipos de mierda; esta es la manera en que el consumismo se corona así mismo como un virus, amplifica el individualismo de su yo no consciente y los mantiene ensimismados en sus falsas sensaciones de realidad
al mantenerlos dormidos por mucho tiempo la gente programada por las personas tras el monitor, terminan siendo domesticados y entrenados psicológicamente para ser compradores compulsivos o para discernir sobre lo que realmente desean ser en la vida: ser igual que todo el mundo.

por qué te dejas guiar y preservas tradiciones inútiles sin antes cuestionarte si lo que se te esta haciendo hacer tiene alguna utilidad?
por ti sol(a) no harías nada, son las motivaciones lo que impulsan al ser humano

algunos se ríen de mi y murmuran a mis espaldas que soy antisocial y de que estoy loco,
sin embargo yo me rió de ellos por que «son todos iguales»

para este año voy a usar más mi cerebro, para pensar en cosas mas altruistas y también
me voy a alejar de las personas que compiten… 
yo corro mi propia carrera, no me interesa competir con nadie
no necesito competir por que estoy solo en el mundo

«lo único que observo alrededor son simples humanos deshumanizándose»

piensa sobre tu vida, new forest de psicodependencia
división aeroterrestre/ 2010 

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hoy no es necesario recurrir a la filosofía para dilucidar el misterio de la experiencia sensorial…
solo basta con tirarse un par de zopliconas y aguantarse el sueño hasta que llegue el aura